La salud mental y espiritual es algo que debemos aprender a mirar con atención. Ahora, más que nunca, resulta necesario intentar sanar este aspecto tan importante de nuestras vidas. En un mundo que pareciera estar constantemente sorprendiéndonos con noticias lamentables, debemos ser conscientes de cómo el bienestar emocional, psicológico y social afecta la forma en que pensamos, actuamos y sentimos.
Una mentalidad y espiritualidad saludable no solo nos ayuda a estar bien físicamente, también nos permite enfrentar de una mejor manera el estrés natural de la vida, mantener buenas relaciones, ser productivos, contribuir en forma significativa a la comunidad y alcanzar nuestro completo potencial.
Anâmaya ,en sánscrito, significa salud mental y espiritual. Un término que habitualmente se ocupa en el mundo del yoga para dar sentido y armonía a la combinación entre esfuerzo físico y meditación.
¿Te gustaría mejorar tu salud mental y espiritual? Hay muchas cosas que puedes hacer para comenzar. Una de ellas, consiste en mantener una actitud positiva. Aunque suene cliché, es muy importante tratar de tener una perspectiva positiva en la vida. Es cierto, a veces cuesta, pero, por nuestro bien, debemos encontrar un equilibrio en cada situación que nos toca enfrentar. No se trata de negar las emociones negativas o suprimirlas, de hecho, son necesarias y hay que expresarlas. La idea de esto apunta a evitar sobre cargarnos con esos pensamientos y dar espacio a un descanso saludable a nuestra mente con reflexiones más optimistas.
Otro concepto importante es la gratitud. Dar gracias a la vida, como dice la canción, también nos ayuda a mejorar nuestra salud mental. Recordar esto con frecuencia, nos orienta a valorar y a reconocer aquellos aspectos cotidianos que nos dan felicidad, como seres queridos o alguna actividad personal. Es muy recomendable dedicar un momento a día a este ejercicio de pensamiento.
Existe una conexión entre la salud mental y física, sin duda. Por este motivo, siempre se recomienda realizar alguna actividad física, como lo es, en nuestro caso, el yoga. Está comprobado que sostener esta rutina en el tiempo nos mantendrá lejos de las sensaciones de estrés y desánimo.
Así también, dormir lo suficiente, ya que el sueño afecta directamente nuestros pensamientos. Cuando no descansamos, lo más probable es que estemos irritables o nos enojemos fácilmente. Si esto se extiende en el tiempo, corremos un grave riesgo de caer en algún tipo de depresión. Asegúrate de tener un horario estable para dormir y soñar la cantidad de tiempo que tu cuerpo necesita por las noches.
Una correcta nutrición, por supuesto, también ayudará a cumplir este objetivo. La dieta balanceada contribuye a una buena salud mental y a evitar enfermedades. Disfruta tu comida, pero ten consciencia de lo que le das a tu cuerpo.
Como los humanos somos, en esencia, seres sociables, la conexión que tenemos con los demás influye enormemente en nuestra salud mental. No se trata de cantidad, si no de calidad. Tampoco esto se concentra solo en personas cercanas, abarca también nuestro vínculo con la comunidad que nos rodea. El apoyo social y la empatía nos protege del estrés.
Tener un propósito en la vida, puede sonar un trabajo espiritual de largo aliento. Sin embargo, ayudará muchísimo a nuestra salud mental, fijarnos algún tipo de significado especial a nuestra existencia. Puede ser algo por intermedio de nuestro trabajo, habilidad o quizás una vocación que nos indique nuestro corazón. Una meta que nos motive y haga felices.
A pesar de todo nuestro empeño, de vez en cuando, la vida se encarga de recordarnos que no todo es como quisiéramos que fuera. Es inevitable y, para eso, existe otro elemento que debemos fortalecer para alcanzar la salud mental. No se trata de aceptar cualquier cosa, consiste en desarrollar herramientas mentales que nos permitan enfrentar problemas. Métodos propios que nos ayudan a entender las dificultades de la vida y a lidiar controladamente con situaciones estresantes.
Una de las mejores maneras de mejorar nuestra salud mental y espiritual es practicar la meditación. Hacerlo a diario te traerá múltiples beneficios a tu vida. Dedícale aunque sea unos minutos, encuentra un lugar tranquilo, con la menor cantidad de distracciones posible. Mantén una postura cómoda, enfócate en tu respiración, un objeto o elige alguna palabra, cuyo sonido te ayude a concentrarte. Lo principal es mantener una actitud abierta, en la cual observas tus pensamientos y los dejas ir y venir de forma natural.
Para ayudarte en la meditación, existen algunos elementos de apoyo, como zafus o cojines para meditar. Este accesorio especial te ayudará a encontrar sin dificultad una postura cómoda que evite distracciones. Otro elemento es el popular japa mala, una especie de rosario de 108 cuentas que, en la cultura budista se utiliza para meditar.
Esperamos que estos consejos te sirvan para comenzar en tu camino hacia la salud mental y espiritual. Recuerda que debes ser paciente y constante para lograr los objetivos. Namasté!